miércoles, 10 de marzo de 2010

El flagelo del narcotráfico



La violencia en el país se recrudece. El presidente Calderón ha cambiado la estrategia en Juárez, sin éxito. La corrupción e impunidad dan al traste con cualquier operativo antidrogas




- El gran número de consumidores de droga en los Estados Unidos incide en la gravedad del problema

- La estrategia de Calderón no ha dado el resultado esperado. La violencia se incrementa cada día

Para tratar de entender el problema del narcotráfico en México y toda la violencia que conlleva, debemos retroceder hasta la década de los setenta, cuando el trasiego de drogas hacia la frontera norte no representaba una dificultad ni problema para nadie. La producción de enervantes estaba bien focalizada en la región de la costa del pacífico norte, en los estados de Sinaloa y Sonora, alguna parte de Michoacán y Guerrero. Cuando uno viajaba hacia esa región, pronto se daba cuenta que la población convivía sin mayor problema con los escasos personajes que se dedicaban a tan productiva labor, todo mundo los conocía y se paseaban libremente por calles y avenidas de Ciudad Obregón, Hermosillo, Culiacán, Mazatlán y otras poblaciones más pequeñas.

Por supuesto que las autoridades locales los conocían y solapaban su trabajo. La causa de que todavía cuenten los delincuentes con un respaldo social de sus comunidades es producto del dinero que reparten y de los recursos que invierten en sus lugares de origen. Desde aquellos años, ya el Ejército mantenía un operativo permanente contra el tráfico de drogas, lo que fue en parte la causa de que los criminales se trasladaran a otras zonas, empezando por Jalisco y Michoacán.

El gran número de consumidores de droga en los Estados Unidos incide en la gravedad del problema


Si partimos de dos premisas sobre este problema, veremos que, primero: la corrupción dentro de los cuerpos policiacos y algunos mandos del Ejército, han dado al traste con esta desafortunada guerra calderonista, así como el respaldo y protección de algunas autoridades locales también han evitado mayores capturas. Segundo: el presidente Calderón verdaderamente está decidido a ganar la lucha contra el crimen organizado, pero su estrategia no le ha dado los resultados esperados.

Recientemente apareció en algunos diarios nacionales una columna de un tal Villalobos, el que aprobaba la estrategia de Calderón y aseguraba que la guerra se estaba ganando si, como ocurre, los muertos del narco sumaban más que los de la policía y el Ejército. Semanas después, aparece una nota de Edgardo Buscaglia, de la Universidad de Columbia que afirma que las élites, política y empresarial, son las que históricamente han negociado con el crimen organizado y que ahora deben pactar nuevamente con otras reglas.

La estrategia de Calderón no ha dado el resultado esperado. La violencia se incrementa cada día
Pensamos que las dos apreciaciones son erroneas.

Calderón debe cambiar estrategia las veces que sea necesario hasta encontrar la mejor fórmula para reducir la violencia y el crimen organizado. Necesitamos una verdadera limpia de los cuerpos policiacos y el Ejército y supervisar el trabajo de muchos juzgadores. El país con mayor número de consumidores de drogas, Estados Unidos, debe ponerle menor énfasis a la producción y tráfico de enervantes y voltear a la prevención y consumo dentro de su país, así como evitar el tráfico de armas que inundan México y América Latina.

En Italia y en Colombia les han funcionado las denuncias anónimas con recompensa, la inteligencia policiaca y los jueces sin rostro, incluso en Colombia el gobierno pactó con el narco desde 2005 con buenos resultados.

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